jueves, 4 de junio de 2009

La calle enseña


Esta claro que para los que somos "andurreros", la calle nos enseña y nos muestra mucho. Basta con abrir los ojos y fijarse, son muchas las reacciones que se producen y las opiniones que se vierten. Valgan dos ejemplos.

Ayer, paseando o andurreando por la calle Moret de Cáceres observé el malestar existente en la calle. Una reforma del pavimento tiene cabreados a los comerciales de la zona. Mi curiosidad me llevó a hacerle a una de las dueñas de un establecimiento la siguiente pregunta: ¿Qué van a hacer?, me contestó nada, la iluminación de un concejal del Ayuntamiento va a hacer que este verano decaigan nuestros ingresos. Al hablar de un concejal pregunte de quién se trataba. Me contestó, del Sr. .... (omito su nombre).

Hoy a la altura de la delegación de la Agencia Tributaria me encuentro con un empresario conocido de la construcción, le pregunto lo típico ¿Qué tal?, me contesta, descansando. No vendo ninguna obra y tengo a todos los obreros en el paro, la culpa es de ....... (omito su nombre).

Un poquito más adelante a la puerta de Manometro (cafetería), otra imagen me sorprende y a la vez me agrada: un sacerdote acompaña a dos monjitas, al despedirse de ambas por estar cerca del coche en el que se iban a marchar, las monjitas despiden al sacerdote besándoles las manos, el sacerdote les anima a seguir siendo seguidoras de Jesús y tras una oración por parte del Sacerdote, seguida con un extrema devoción por parte de las monjitas, se despiden. Me llamó tanto la atención y me agradó porque ellos fieles a sus creencias y principios no tuvieron problema a expresar su religiosidad ante la mirada perpleja de los muchos "andurreros" que por allí pasábamos.

Por eso la calle enseña y el contacto humano hace conocer muchas realidades ante las que algunos dan la espalda. La calle puede ser una gran escuela de la vida siempre y cuando estemos alerta y con los ojos abiertos.

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