viernes, 10 de julio de 2009

Nuestro viaje a Peraleda de San Román

Hace dos fines de semana pisamos en familia una tierra, aunque cercana, nunca la habíamos disfrutado. Visitamos Peraleda de San Román invitados por los amigos Isidoro y Emi. A decir verdad desde hacía tiempo, a nivel personal, tenía ganas de pisar esa tierra y los resultados fueron muy agradables y por tanto os lo cuento.
Cuatro fueron los hechos que más nos gustaron y disfrutamos.
En primer lugar el hecho de conocer allí a una persona de 101 años, concretamente al Sr. Saturnino Gómez Gallego. Saturnino es uno de los protagonistas del libro "Peraleda de San Román historia y protagonistas" escrito por Isidoro, libro del cual ya dediqué dos entradas en este blog. Por este motivo me alegré, pero más alegría me proporcionó el hecho de que hablando con él me comentó que sirvió haciendo el servicio militar en Valladolid con un señor de Zarza la Mayor, concretamente con el hermano de mi abuela materna, Domingo Gazapo. Esto es un pañuelo, nunca se sabe con quien vas a dar y donde crees no conocer a nadie resulta que allí conocen a antepasados tuyos. Saturnino, a pesar de su edad, cuenta con una gran lucidez que ojalá Dios se la mantenga muchos años, pues el saber que proporciona es digno de mención.
También nuestra estancia sirvió para volvernos a encontrar con Ángel y Tere, que ya hacía veinte años que no nos veíamos, pues por esas fechas compartimos unos días de vacaciones en Caños de Meca (Cádiz) junto con Mari y Pili pero a estas sí que las hemos vuelto a ver. No me quiero olvidar de Rufo y Sara que también hicieron lo posible para que nuestra estancia entre los peraleos fuese lo más agradable posible.
Del embalse de Valdecañas había oído hablar e incluso lo había atravesado con ocasión de una peregrinación andando que hace años realicé a Guadalupe. Talavera la Vieja o Talaverilla, la Augustóbriga romana, aunque también había oído hablar de ella no la conocía. Conocerla hoy en día solamente se debe a si el embalse de Valdecañas se encuentra bajo de nivel, y por suerte así estaba el fin de semana y pudimos ver los restos de Talaverilla. Impresionante ver un pueblo derruido por las aguas, cuántas ilusiones y vivencias perdidas por sus antiguos pobladores. Siempre he mantenido que la emigración debe ser uno de los trances más difíciles en la vida de una persona, pero cuando esa emigración supone el no poder volver a esa tierra de la que partistes, porque ya no existe, creo que es muy fuerte. Estuvimos paseando por sus calles, nos acercamos a la Iglesia, vimos restos de su Ayuntamiento y supusimos muchas cosas a las que no encontrábamos respuesta. Me encantó ver el lugar pero por otro lado me entristeció el pensar en la dureza de la situación para los oriundos de Talaverilla.
El domingo por la mañana , a bordo del todoterreno de Isidoro, junto con Rufo visitamos el Cancho que está localizado en el poblado de Peña Castillo, impresionante mole y la cueva posterior que alberga digna de promocionarse por parte de las Instituciones públicas. Acto seguido fuimos a visitar las tumbas antropoformas próximas al Castillo de Alhija, a orillas del Pantano de Valdecañas. Dignas de ver pero difícil llegar.
Si tenéis la oportunidad de visitar Talaverilla no os arrepentiréis.





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