jueves, 24 de abril de 2008

Reflexión: LA AMBICIÓN

Leyendo la definición de "ambición", el diccionario de la R.A.E. dice: "Deseo ardiente de conseguir poder, riquezas, dignidades o fama".
Vaya por delante que ambicionar, de forma lícita, está dentro del juego para conseguir cualquiera de los objetivos referidos en la definición. El ser humano debe "ambicionar" mejorar, cambiar estructuras, modificar situaciones y todo tendente a buscar el bien común y nunca buscando un mejor status personal simple y llanamente sin aportar nada.
Partiendo de esta premisa, lo que no es presentable es ese deseo ardiente, cuando el deseo es tal puede ser dañino, es aspirar y ambicionar poder derribando, sin ir de frente, llevándose por delante la integridad moral y buscando el acoso y derribo sin más.
Hasta dónde puede llegar el ser humano, puede llegar a venderse por un "plato de lentejas", puede quedar en el camino a amigos y amistades de antaño sinceras (o eso parecían) sin importarle las consecuencias y teniendo un único objetivo presente: el poder en cualquiera de las vertientes de la vida.
La carencia de valores de la actualidad, aunque hablamos constantemente de ellos, hace caer en actitudes miserables y podemos llegar a dudar tanto, que el refrán, "no me fio ni de la chaqueta que llevo puesta", cobra toda la actualidad.
Ah, "con la vara que midas, te medirán".

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