jueves, 20 de noviembre de 2008

Maestro, noble tarea

El 24 de noviembre de 2004 el diario Hoy en la sección "Tribuna Extremeña" me publicaba la siguiente opinión, y con motivo de la próxima celebración del DÍA DEL MAESTRO, quiero nuevamente compartirla con vosotros.
MAESTRO: NOBLE TAREA

Dentro de unos días celebraremos la festividad de San José de Calasanz, patrón de los Maestros y es por ello que se me antoja expresar algunas consideraciones sobre la figura y noble tarea de los que se dedican a la enseñanza, entre los cuales me encuentro, pero además refrendo estas opiniones desde la posición de padre.
De un tiempo a esta parte la figura del maestro vuelve a estar en boca de todos, una vez que en años anteriores esta profesión-vocación había quedado totalmente relegada al olvido, sobre todo en lo que se refiere a consideración social.
Y hablo de consideración social no en el hecho que se les siga tratando Don fulano o Don Mengano, ni tampoco en la cuestión de mejorar su sueldo, sino en el reconocimiento por parte de la sociedad y más concretamente de la familia, que el maestro, con sus defectos y virtudes es una pieza clave en el desarrollo de cualquier discente, pues como buen maestro, tratará de animar, empujar, ayudar al alumno hacía la consecución de diferentes valores y aprendizajes que les serán útiles en el cúmulo de experiencias por las que pasará posteriormente, experiencias y problemas que deberá solventar con sentido crítico y capacidad en la toma de decisiones. Si la sociedad reconoce su labor el maestro se sentirá satisfecho.
Parece que algunos comienzan a darse cuenta de que alejando la figura del maestro de la sociedad no vamos más que al caos y recientemente, con gran acierto, la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, con la colaboración de la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza, han dado el toque de alarma dando un Homenaje al Maestro.
No nos engañemos, podremos tener uno u otro coche, un procesador u otro, un piso, una casa o un chalet, más o menos dinero… pero todos hemos tenido y seguirán las generaciones venideras teniendo un “maestro”, una persona que trate de encauzar a los niños, que entendiéndolos como niños que son, los acerque a los aprendizajes y valores socialmente considerados buenos y que seguro, bajo estas premisas, colaborarán a conseguir en el futuro inmediato una sociedad más justa, equitativa y solidaria.
El alejamiento de la sociedad hacia la figura del maestro, la falta de consideración social de los mismos, la escasez de respeto hacia el educador deben ser profundamente tratadas, empezando por las autoridades educativas las cuales deben estar cerca de los profesionales de la enseñanza, valorando sus actuaciones pues muchos están realizando sus labores educativas en zonas que hasta la misma administración considera de “difícil desempeño”.
Quizás lo que esté ocurriendo no es ni más ni menos que el reflejo de lo que ocurre en la sociedad. Una sociedad en la que a pesar de que hay más ONGs que nunca, el sentido individualista también invade a la misma, valores de antaño se han perdido y por no conocer no sabemos ni quién es nuestro vecino. Una sociedad en la que al parecer y los datos ahí están, los niños dedican más horas a la TV que nunca, una sociedad en la que la comunicación verbal entre padres e hijos viene escaseando, niños ocupando largas tardes frente al ordenador, en internet propiciando una comunicación casi exclusivamente unidireccional basada en unos contenidos herméticos, mientras que la comunicación verbal entre las personas facilita la aparición de la sonrisa, la mirada, la caricia, la complicidad, en definitiva, las relaciones humanas..
En medio de esta vorágine, todas las mañanas a las 9 h. aparece en la vida de los niños, por un lado “el Maestro” y por otro sus iguales, pues puede darse el caso de que muchos niños desde el día anterior, cuando salieron del Colegio, no han vuelto a ver a otros niños con las consecuentes carencias que ello representa.
El maestro sabe que la tarea es difícil, pero también encuentra satisfacciones diarias, sabe entender las diferencias y como tal las trata, sabe que los rumbos actuales caminan hacia la sociedad de la información y tan convencido está de ello que trata de ponerse a la altura de las circunstancias, trata de superarse constantemente formándose, participando en proyectos de innovación educativa, formando parte de seminarios y grupos de trabajo con la única idea de reciclarse pensando en los niños.
No hay mayor gozo para un maestro que con el paso del tiempo ver cómo alumnos suyos son hombres y mujeres de bien, hombres y mujeres implicados socialmente, personas que dentro del ámbito en el que les toque vivir sean seres responsables con verdadero sentido de la justicia y con una actitud crítica ante las situaciones de desigualdad. En definitiva unas grandes personas, capaces de valerse por sí solas.
El maestro, es un pilar importante de la sociedad, merece respeto pues al él le encomendamos lo más preciado que tenemos, nuestros hijos, y solo desde el respeto, la corresponsabilidad, la coordinación y el encuentro los resultados se podrán mejorar. Sólo por el hecho de trabajar y estar con nuestros hijos, lo debemos considerar una “noble tarea”.


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