sábado, 21 de noviembre de 2009

En defensa del campo


La situación por la que atraviesa el campo y con ello los agricultores y ganaderos es lamentable.
Agricultores y ganaderos constantemente trabajan sin saber los rendimientos económicos que conseguirán pues factores como la existencia o no de inclemencias metereológicas van a influir en uno u otro sentido.
A esta inseguridad se les une la situación del pago de su producción en origen. Es lamentable ver como tras poner el trabajo, dinero y riesgo resulta que tanto agricultores y ganaderos en la cadena producción, distribución y venta son los que menos beneficios reciben e incluso en muchas ocasiones por debajo de los gastos de producción en origen. Tal es la situación que muchos se ven obligados a abandonar, a orientar a sus hijos hacia otros destinos profesionales porque el campo no es rentable a pesar de que si la situación fuera otra, muchos hijos querrían continuar con la labor de sus padres.
No pensamos en lo que puede desencadenar el abandono de las actividades agrarias y ganaderas pues la produción agrícola-ganadera es la base fundamental de la alimentación humana.
El campo necesita apoyo, los productores necesitan cobrar por su producción precios dignos pues son ellos los únicos que arriesgan y el resto de la cadena se llevan los grandes beneficios.
Las instituciones Autonómicas, el Gobierno y la Comunidad Europea deben trabajar en medidas que palíen esta situación. Escuchar a los agricultores, conocer su situación, conocer sus gastos de producción y valorar la actividad agrícola-ganadera como básica serían buenas bases para a partir de ellas encarar la solución del problema.
Si los productos en el mercado cuestan lo que cuestan, que sean los que lo producen y lo trabajan los que al menos obtengan más beneficios de los que obtienen y no sean los intermediarios los que se llenan los bolsillos a costa del sudor de los que día a día pisan y trabajan en la parcela sudando la camiseta.

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