viernes, 4 de septiembre de 2009

Entrega de premios, vino, cervecita, pinchito...

Mi anterior post terminaba de la siguiente forma:
"Y ya que en este post he hablado de un acto cultural, hoy escribiré un nuevo post sobre el acto en general de la entrega de los Premios Extremadura a la Creación. Vaya por delante mi enhorabuena a los premiados Antonio Lobo Antunes, Álvaro Siza, J.M. Santiago Castelo y Alonso Gil así como mi consideración hacia el espíritu e intencionalidad de estos premios. No me referiré a la entrega de premios, me referiré a lo que rodea la entrega de los mismos, pero para ello hay que esperar a mañana".
Y ha llegado el momento de expresar lo que me temía. El acto de entrega de los premios lo veo normal y además me reafirmo y mantengo mi defensa ante el espíritu e intencionalidad de estos premios.
Con lo que no estoy de acuerdo es con lo que viene sucediendo cada vez que se organiza un evento y en este caso también ha sucedido.Tras la entrega de premios se invita (con la que está cayendo debido a la situación económica) a un vino de honor para más de 300 personas (vino, cervezas, pinchitos, jamoncito, fantitas, cocacolitas...) en el jardín contiguo al lugar donde se entregan los premios (jardín más reservadito).
A estas celebracciones acuden, no sé si por invitación, pero la realidad es que siempre son los mismos, los que menos lo necesitan, los que deberían dar ejemplo y pensar un poquito en aquellos que pierden actuamente su trabajo y no pueden afrontar los gastos cotidianos. Si se quieren festejar cosas, que no lo pague el erario público, que cada uno de su bolsillo se lo pague.
¿Acudirían a estos eventos si no hubiera nada que "llevarse a la boca"?.
Hay que predicar con el ejemplo, y el servidor público lo debe hacer.
Las actitudes ejemplarizantes son las de reseñar y las que no, son de criticar.
Ah, hace una hora y cuarenta y cinco minutos que comenzó el pinchito y todavía siguen ahí.

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